miércoles, 26 de febrero de 2020

¡Toros sí!.. ¿y ahora qué?

Por: Fernando Farfán

Se impuso la razón y el derecho. Las corridas de toros seguirán formando parte del acervo cultural del Perú. El Tribunal Constitucional declaró infundada la demanda de inconstitucionalidad presentada el 18 de septiembre de 2018 por María Herme Eguiluz Jiménez en representación de 5.286 ciudadanos que buscaban acabar con las corridas de toros y peleas de gallos en el Perú.

La ley Nº 30407 de protección y bienestar animal en su primera disposición complementaria exceptúa de la aplicación de la norma a las corridas de toros, peleas de gallos y demás espectáculos declarados de carácter cultural por la autoridad competente, pues agrega que ellas serán reguladas por ley especial.

Plaza de toros de Coracora
Debía entonces el máximo colegiado constitucional evaluar la inconstitucionalidad de esta primera disposición complementaria.

Así lo hizo ayer martes 25 de febrero determinando con cuatro votos contra tres que la demanda carecía de fundamento. Todo entonces quedada como estaba. Sin duda una gran noticia. Triunfó la libertad y se hace valer de esta manera el derecho irrestricto de miles de peruanos a la identidad cultural contemplado en la Constitución. 

Parte importante en este proceso ha sido la Asociación Cultural Taurina del Perú, qué comprometida con la defensa de la tauromaquia ha tenido el mérito de congregar aficionados, profesionales y comunicadores para juntos tomar conciencia de lo que estaba en juego. Nunca antes se evidenció tal unidad y menos se marchó como colectivo en defensa de nuestros derechos. La información proporcionada por la asociación al TC también ha sido de vital importancia para la argumentación de los magistrados que votaron a favor de la constitucionalidad de la norma. 

El Tribunal le ha dicho sí a los toros, pero la lucha por su defensa no ha terminado, y desde este espacio, quien escribe siempre consideró que esta debe ser en dos flancos. 

Uno hacia fuera haciendo frente a los embates de grupos animalistas que buscan erradicar la fiesta taurina y otro hacia dentro haciendo frente a la improvisación, malas prácticas y vicios que la aquejan. 

De poco o nada servirá conseguir blindar la tauromaquia en el Perú si la vamos a matar por dentro. 

Nos ufanamos de los más de 700 festejos que se celebran en nuestro país, pero ninguno alcanza la formalidad debida. Urge una reglamentación acorde a la realidad de cada lugar, y dónde se haya improvisado alguna, exigir que ésta se cumpla. 

No se pueden permitir plazas, mucho menos organizar festejos de ninguna índole, si no se cuenta con servicios médicos adecuados. 

Toros sí, pero respetando siempre su integridad. No a la manipulación fraudulenta. La fiesta se sostiene y defiende bajo un único argumento, que es el de la verdad. Si se lo quitamos, sólo nos queda una farsa fácil de desmontar. 

El respeto al aficionado, qué es quien finalmente sostiene el espectáculo, debe estar garantizado. No a la picaresca de malos empresarios con el aval de las autoridades. Toros y novillos donde corresponda, pero siempre con la edad y el trapío exigido. Hay que desterrar el fraude y rechazar toda forma de engaño. 

De ninguna manera el triunfo parcial obtenido en el TC nos debe llevar a bajar la guardia. Hacia afuera la lucha continúa, pues la réplica anti taurina no se hará esperar, y hacia dentro que nadie crea que no ha pasado nada y todo puede seguir igual, pues hay muchas cosas por cambiar y corregir. 

¡La fiesta la defendemos todos!

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