domingo, 3 de noviembre de 2019

En Lima… Un huracán llamado Andrés

Por: Fernando Farfán

Corrida de máxima expectación en Lima por la reaparición de Andrés Roca Rey. Tarde de intenso brillo solar y con un casi lleno en los tendidos dejando ver solo algunos claros. Se corrieron toros de Aníbal Vásquez. Cuatro con el hierro de El Olivar y dos con el de La Viña.

Corrida desigual en presentación, cómoda de cara y en líneas generales sin casta. Basto el primero, le costó moverse y no humilla; feo de tipo el segundo, sacó genio, pronto y sin recorrido; sin remate el tercero, el mejor de la corrida, repetidor y con fondo; otro feo de tipo el cuarto, se rajó sobre el final; chico el quinto sin opciones; armónico y bien hecho el sexto, aunque soso y sin transmisión.

Enrique Ponce: Silencio (Estocada delantera, desprendida y dos golpes de descabello). Silencio (Pinchazo, pinchazo hondo y dos golpes de descabello). 

Finito de Córdoba: Silencio (Estocada caída). Silencio (Pinchazo, pinchazo hondo y dos golpes de descabello). 

Andrés Roca Rey: Dos orejas (Estoconazo). Silencio (Pinchazo, estocada trasera y dos golpes de descabello).

Se guardó un minuto de silencio acabado el paseíllo en memoria del Dr. Carlos Bazán. Se entiende que fue por él, aunque no estaba anunciado en el programa. 

Se entonaron las sagradas notas del Himno Nacional. Seña de identidad y grito de libertad frente a los embates de grupos anti taurinos. 

Emotiva despedida al picador Rafael López en virtud a su larga trayectoria. Fue sacado en hombros por los monosabios.

Hay que apuntar que la música está para acompañar las faenas que van cogiendo vuelo. Mal darle trabajo a la banda cuando la faena no lo amerita.

El huracán Roca Rey volvía a los ruedos y hay que ver de qué manera lo hizo. A lo grande, sin que el tiempo de para haya afectado su desempeño. No ha perdido el sitio, ni rotundidad con la espada y mantiene la misma hambre de triunfo que lo ha encumbrado como primera figura del toreo. El rey está de regreso y ha vuelto para seguir mandando. 

No picó ninguno de sus dos toros. El varilarguero solo señaló la puya en ambos. 

Brindó el toro de la reaparición al que le instrumentó una faena perfecta. Fue siempre de menos a más. La muleta a la altura justa que pedía el toro. Todo lo hizo a favor de él. Calentó los tendidos desde el inicio en un quite en los medios por chicuelinas. Con la muleta templó los derechazos y los ligó, hilvanando series que rompieron en oles del respetable. Con la izquierda cita de frente y el toreo es profundo. Faena larga y variada con espaldinas y molinetes para colocarse. Un cambio de manos rematado con el de pecho fue el delirio. Las acostumbradas bernardinas sobre el final y como colofón un estoconazo. Dobla el toro y los gritos de ¡torero! ¡torero! en los tendidos no se hicieron esperar. 

Con su segundo puso lo que no tenía el toro. No es casualidad que tantos toros le sirvan. A éste, Roca Rey lo hizo embestir a base de ponerse en el sitio. Le dio tiempo, acortó distancias y se metió entre los pitones. 

Enrique Ponce volvía hacer el paseíllo en Acho un año más. No tuvo suerte con el lote que sorteó. 

El que abrió plaza fue un toro parado que venía vencido por el derecho. Basó su quehacer por el izquierdo. Le arrancó algunos pases tirando de oficio. Faena sin acople y con las consabidas ventajas. Entró a matar cuarteando la suerte. 

Su segundo lo brindó al público y le hizo las cosas bien. Lo fue haciendo de a pocos. La toma bien el toro y lo hace pasar en los primeros compases, para luego poner la muleta más de verdad. No aguantó sentirse podido y se rajó. No hubo más. 

Finito de Córdoba ni las tuvo todas consigo en el sorteo, ni tampoco tuvo una buena tarde. Pudo justificarse con el segundo, pero opto por el postureo. Faena de finales y de componer la figura. Sólo destellos en su recibo capotero y un buen derechazo donde corrió bien la mano. Los demás muletazos de uno en uno sin ligazón a un toro que sin ser bueno sacó genio y con el que pudo estar mejor. 

Historia parecida con el quinto. A este lo picó Rafael López, en la que sería su última tarde con el castoreño. No tiene nada el toro y Finito que tampoco le sobran las ganas decide abreviar.

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