Por: Fernando Farfán
Con fecha 19 de octubre de 2019 han sido publicadas en el diario oficial "El Peruano" las modificaciones realizadas al Reglamento General de Espectáculos Taurinos que rige la plaza de Acho. Son 31 los artículos modificados a un reglamento que urgía ser revisado.
El reglamento actual, que ya ha sufrido algunas modificaciones producto del capricho de alcaldes pasados no termina de adaptarse a nuestra realidad. Copia de algún reglamento español muestra incluso algunos desfases como por ejemplo la regulación de la suerte de varas que no guarda relación con la categoría que ostenta la primera plaza del Perú.
No han sido pocos los intentos por hacer modificaciones al reglamento en favor del espectáculo. Intentos que nunca han visto la luz por la poca voluntad y negatividad de la autoridad municipal.
Sin embargo este año han sido muy prestos a realizar modificaciones antojadizas y prepotentes que sólo están orientadas a salvaguardar intereses de terceros.
Las modificaciones a los artículos 31 y 47 libran a la empresa gestora actual de posibles multas y otros como la modificación al artículo 35 podría servir de excusa para emprenderla contra aficionados "molestos" que no sean bien vistos y que por algún motivo ocupen alguna localidad distinta a la comprada en taquilla, sin que ello constituya necesariamente dolo.
Pero el abuso mayor es la modificación al articulo 186, el cuál como finalmente ha quedado redactado, permite el estreno de ganaderías nacionales sin que estas antes hayan lidiado previamente una novillada con relativo éxito, cómo sí estaba contemplado en el mencionado artículo antes de la modificación.
Ahora como están las cosas el estreno de la cuestionada ganadería San Pablo, de propiedad de Paul Valenzuela, cuyo origen y procedencia de sus toros está siendo motivo de sospecha, queda totalmente justificado; aunque taurinamente hablando siga siendo un despropósito.
Lo anterior no es más que una modificación con nombre propio. Un leguleyada para justificar lo que a todas luces no tiene razón de ser.
El reglamento, como deja leer en su artículo 1ro: "... tiene por objeto la regulación de la preparación, organización y desarrollo de los espectáculos taurinos y de las actividades relacionadas con los mismos, en GARANTÍA DE LOS DERECHOS E INTERÉS DEL PÚBLICO y de cuantos intervienen en aquellos".
Por tanto, toda modificación debería estar orientada a brindar las mencionadas garantías y no como se ha hecho esta vez.
Mal hace la actual autoridad municipal por acceder o permitir modificaciones antojadizas y prepotentes que van en contra de lo que el propio reglamento establece beneficiando única y exclusivamente a la empresa de turno.
Por otro lado quedó conformado el Jurado Taurino que fallará los premios de la Feria del Señor de los Milagros. La estructura de años anteriores se mantiene, donde el alcalde sigue teniendo el control sobre el mismo, habiendo designado arbitrariamente a prácticamente la totalidad de sus miembros que lo conforman en un número de 17. El jurado lo preside él, acompañado de 3 de sus regidores y de 6 abonados que hasta el año pasado eran elegidos por sorteo. Lo siguen acompañando 6 "aficionados connotados", todos allegados del alcalde y de la empresa, y 1 representante de la Asociación de Peñas Taurinas.
Hasta el cansancio hemos denunciado desde aquí que el alcalde anterior tenía secuestrados los escapularios y por lo visto hasta ahora pareciera que en ese sentido no hay voluntad de cambiar nada. Lo que sí se cambió fue al juez de plaza. Esperemos que el actual de la talla y que lejos de amiguismos sus decisiones se ajusten al fiel cumplimiento del reglamento.
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