martes, 8 de noviembre de 2022

La fiesta como farsa

Por: Fernando Farfán

Escribe Pablo Gómez Debarbieri en su columna en el diario el Comercio refiriéndose a los toros de La Viña y El Olivar lidiados en la tercera de abono de la feria del Señor de los Milagros:

«Sin embargo, hay que anotar que los pitones de algunos toros oscilaron entre pobres y romos, otros escandalosamente cornicortos, y dos de ellos -segundo y quinto- impresentables y sospechosos de haber sido groseramente manipulados».

Sospechas que tendrían que haber sido confirmadas por los respectivos análisis de astas, pero como sabemos el reglamento es letra muerta cuando de defender los intereses del público se trata. Tampoco es novedad que en estos tiempos se afeita más que nunca y por lo visto se ha perdido toda vergüenza. Si esto se permite en la primera plaza del Perú es fácil imaginar lo que que sucede en las demás. 

La fiesta de los toros implica verdad y en ello radica nuestro mejor argumento para hacerle frente a quienes la quieren prohibir. Sin esa verdad la fiesta se convierte en una farsa. Lo único que se está consiguiendo con eso es hacerle el juego a los antitaurinos. No importa entonces cuanto terreno ellos ganen con sus pobres argumentos cuando la fiesta está siendo socavada por dentro por quienes deberían ser los primeros en defenderla.

jueves, 3 de noviembre de 2022

La Plaza de Acho por los suelos

Por: Fernando Farfán

Es una pena y a la vez una vergüenza lo que sucede en la Plaza de toros de Acho. Casa Toreros, empresa que administra el coso bajopontino, se sigue burlando del aficionado, y Juan Manuel Roca Rey, ya no como empresario, sino esta vez como ganadero, vuelve a demostrar que no tiene sangre en la cara al llevar a la plaza reses impresentables.

El remiendo de última hora de la ganadería anunciada, propiedad suya, con tres toros de otro hierro, por una supuesta falta de movilidad, deja serias dudas por decir lo menos. Pero lo que queda claro es que quién ejerce el cargo de Juez de Plaza es un simple monigote de la empresa. Darle el visto bueno a una corrida para después ser él mismo quien devuelva algún toro a los corrales por falta de tapío es una contradicción más grande que su falta de autoridad. Los gritos de "estafa" del respetable en los tendidos son totalmente entendibles. ¿Qué dirán ahora los defensores del engaño y la mentira? Esos que todo lo pasan por agua tibia y solapan, sin olvidar a los que guardan silencio cómplice. Sinverguenzas cuya felonía queda manifestada en las palabras que pronuncian y en las que callan. Corridas como la de ayer matan la afición y auyentan al público de las plazas. ¡Señores, se están cargando la fiesta!

Foto: Peña taurina Lima de Octubre

Juez sin autoridad en Acho

Por: Fernando Farfán

La autoridad del juez de plaza en Acho vuelve a ser seriamente cuestionada. Esto viene siendo una constante en las ferias de los últimos años, más aún en la gestión de Casa Toreros. El contubernio entre quién ocupa el palco presidencial y la empresa es a todas luces evidente.


Aunque formalmente es el alcalde del distrito del Rímac quien lo designa, es la empresa quién en la práctica pone en el cargo a personas de su entera confianza para que velen por sus intereses, en lugar de que hagan cumplir el reglamento en garantía de los derechos e intereses del público. Es así que estos señores, entre otras cosas, le dan pase en los reconocimientos a animales con un trapío indigno y no mandan a realizar los exámenes post mortem que verificarían la edad de las redes lidiadas y la integridad de las astas.

Ante tal despropósito y repudio generalizado, al Sr. Fernando Loayza, si algo de vergüenza tiene, no le quedaría más que renunciar al cargo. Algo que ya se le pidió en su gestión anterior como juez de plaza. Aclarar que al Sr. Loayza nadie lo cuestiona como persona, pero sí se condena su nula capacidad para ejercer el cargo.

Sea quien sea quién asuma tal responsabilidad no puede ser juez y parte a la vez, menos convertirse en cómplice de la burla y el engaño en perjuicio de los aficionados. La persona que se designe tiene que ser un aficionado cabal, cuya integridad esté libre de toda sospecha. Mientras siga siendo la municipalidad del Rímac la responsable de su designación seguiremos teniendo más de lo mismo.