martes, 3 de diciembre de 2019

Desde el tendido de Fernando Farfán... Acho 2019 una feria fraudulenta

Por: Fernando Farfán

No hay que hacer mucho análisis para concluir que la Feria del Señor de los Milagros 2019 ha sido un fracaso absoluto. Petardo ganadero por la falta de toros con trapío para una plaza como Acho y su pésimo juego.

La empresa este año apostó por hacer una feria con ganado nacional. Cuando lo anunciaron en la presentación de los carteles se tejieron dudas al respecto, las mismas que el tiempo se ha encargado de despejar. No hay toros en el Perú para montar una feria de postín con ganado exclusivamente peruano. Una o a lo mucho dos tardes, siempre y cuando el abanico se abra más, pues no se puede cargar toda la responsabilidad en una sola casa ganadera como se hizo. Se hace imperativo volver al toro español.

En ese sentido se equivocó la empresa y hasta aquí contamos eso como un error. Lo que viene a continuación es la crónica de sus horrores.

Acho 2019 pasará a la historia como la feria del fraude y el engaño. Feria en la que los empresarios obraron de mala fe burlándose del aficionado. Feria en la que se impuso el abuso y la prepotencia.

El anuncio de la ganadería San Pablo fue una afrenta a la tradición y solera de la primera plaza del Perú. En el colmo de la desfachatez se hizo legal su inclusión modificando arbitrariamente el Reglamento Taurino. Todo esto sin contar la dudosa procedencia de sus toros. Se tratarían presuntamente de ganado de contrabando, que de comprobarse constituiría un ilícito penal. Finalmente los toros no fueron lidiados siendo hasta ahora su paradero desconocido.

Desde que asumió Casa Toreros - Consorcio Perú la gestión de la plaza en el 2016, el punto débil ha sido lo referido al ganado, pero este año fuimos a peor. De treinta toros anunciados, once no tuvieron el trapío que Acho exige (36.67%), tres lo tuvieron muy justo (10%) y solo dieciséis tuvieron una correcta presentación (53.33%).

La empresa vendió el espectáculo sabiendo bien que no tenía toros acordes para la ocasión. Sorprendió al ganadero Aníbal Vásquez apalabrando con él dos corridas, para luego comprometerlo a lidiar tres. Los astados de Santa Rosa de Lima, salvo uno lidiado la cuarta tarde, ninguno tuvo un trapío aparente. Todos terciados o anovillados, y con astas impropias.

Se fue gestando así el fraude en agravio del aficionado y publico pagante. El mismo que se fue consumando con el trascurrir de la feria. En esto tiene que ver mucho el juez de plaza que lejos de salvaguardar la integridad del espectáculo y velar por el derecho de los aficionados, para lo cual existe un reglamento, se encargó de no hacerlo cumplir.

Entre otras cosas, le dio pase a toros con un trapío indigno, en la segunda corrida permitió lidiar uno con seis años cumplidos y en la segunda novillada mostró su complicidad con la empresa cuando ésta retira los cuestionados astados de San Pablo y emite un comunicado aduciendo que es la autoridad quien nos les daba pase por no dar con el peso reglamentario, cuando el pesaje nunca se realizó. Tampoco cumplió con ordenar los exámenes complementarios, a pesar que a simple vista las defensas de los toros estuvieron bajo sospechas de manipulación.

Casa Toreros - Consorcio Perú consumó así un petardo empresarial en agravio de los aficionados que pagan las entradas más caras del mundo recibiendo a cambio un espectáculo de nivel paupérrimo.

La feria que acabamos de terminar no es una para el olvido. Es una que debemos recordar y muy bien. No al borrón y cuenta nueva como muchos pretenden. ¡Basta ya de abusos, Acho exige respeto! Se sabe que gestionar esta plaza es difícil por las leoninas condiciones económicas impuestas por la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, por lo que hacen falta soluciones creativas y escuchar a los aficionados. No caben entonces ni la picaresca ni la criollada.

En el plano artístico muy poco que rescatar. En cinco tardes se cortaron seis orejas y se abrió la puerta grande en dos ocasiones. Indiscutible la de Andrés Roca Rey en la primera y barata la de Sebastián Castella en la última.

Queda para el recuerdo el gran puyazo de Ángelo Caro al toro Pescadilla de la Ventana del Puerto. Destacaron con las banderillas Dennis Castillo, Ricardo Ramos El Loro y Ronald Sánchez; y mención aparte para el subalterno español Iván García por lo bien que también estuvo con los palos y en la brega.

Para terminar, el siguiente cuadro resume en números lo que fue la feria en cuanto a presentación y juego que dieron los toros lidiados. En la columna trapío figuran en rojo los toros mal presentados, en amarillo los justos de presencia y en verde los de correcta estampa. En la columna nota figuran en verde los toros que destacaron por su comportamiento.

Para esto último se consideraron los siguientes ocho criterios de bravura: Fijeza, movilidad, acometividad, embestida al caballo, embestida a los engaños, nobleza, fuerza y fiereza cada uno con un peso específico, obteniendo así un promedio ponderado.

Tanto en la valoración de trapío como en la de comportamiento la escala va del uno al cinco.


No hay comentarios:

Publicar un comentario