Cada vez más le va quedando chico el apelativo de «Rafaelillo» a Rafael Rubio. Lo de hoy en Zaragoza fue de torero grande. No salió buena la corrida de Adolfo Martín, lo que
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"Rafaelillo" recibiendo asistencia después del percance con su primero |
el mismo ganadero reconoció con la honestidad que lo caracteriza al término del festejo, pero esto no fue obstáculo para que el murciano otra tarde más hiciera gala no sólo de su capacidad lidiadora, valor y honestidad, sino también de buen torear. A su primero, áspero y complicado, supo llevarlo largo y templado. La espada aquí lo privó de algún premio. Con su segundo tuvo peor suerte, al que lidió con una costilla flotante fracturada producto de una voltereta con su primero. Este último resultó ser un marrajo, imposible para cualquier otro menos para «Rafaelillo». Dominio y sometimiento lidiando a la antigua. De tú a tú toro y torero y más tarde dos tandas de naturales a riesgo de una cornada. La cogida es aparatosa, pero ahí está el TORERO otra vez de pie. Lágrimas de dolor y oreja al heroísmo que hoy tuvo sabor a gloria y llenó de orgullo a todo el que se precie de ser aficionado a los toros.
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