Por: Fernando Farfán
29 de abril de 2017. Plaza de Toros de Sevilla. Sexta corrida de abono. Mejoró el tiempo en Sevilla y volvió la casta con la corrida de Victorino Martín. Tenía el listón alto y no defraudó. Desde Las Tiesas llegaron seis precisos toros, muy serios y de buenas hechuras. Corrida variada donde destacó el cuarto por bravo y encastado, y el quinto por noble y enclasado. Volvía Antonio Ferrera a quien se le vio pleno de facultades y en gran nivel. Completaban la terna Paco Ureña, de buena actuación, y Manuel Escribano. Buena tarde de toros que tuvo su momento emotivo cuando Ferrera invitó a poner banderillas a José Montoliú en el cuarto toro. Brindis al cielo y ovación del respetable. Que gran gesto de Ferrera y que grande es esta fiesta.
El primero de la tarde mostró clase, humilló de salida y en el caballo metió los riñones y empujó bien. En la muleta fue otro toro. Distraído y venido a menos. No tuvo opciones Ferrera con un toro que no duró nada sumado a que el viento no lo dejó estar. El cuarto fue un toro bravo y encastado que pedía papeles y hay que ver como estuvo Ferrera con él. Si se habla del magisterio torero de Enrique Ponce hay que hablar también del magisterio lidiador de Antonio Ferrera. Toro duro el de Victorino y firme Ferrera para poderle y aprovechar sus embestidas. La espada quedó trasera por lo que demoró en caer el toro. Oreja de peso que pudieron ser dos y ovación para el toro en el arrastre.
Manuel Escribano se fue a porta gayola a recibir al segundo. Aguantó muchísimo. Emoción en los primeros compases con un toro que aprieta arrastrando el hocico. En la muleta es tardo, se la piensa para embestir, se revuelve pronto y desarrolla sentido. Equivocó Escribano el planteamiento con un toro que exigía toreo de piernas. El quinto de la tarde bien podría caber en la definición de "toro artista". Toro con un ritmo y una clase extraordinaria al que Escribano toreó bien por el derecho templando sus embestidas. Con más motor era de lío gordo. Sevilla tomó partido por el toro y lo ovacionó en el arrastre silenciando al torero.
El tercero de la tarde, que le tocó en suerte a Paco Ureña, se arrancó de largo al caballo. Ya antes Ureña lo había recibido con unas verónicas acompasadas acompañando el viaje con todo el cuerpo. Toro que viene pero no va, quel la toma pero remata mal, además de soso y sin emoción. Los muletazos del murciano son de uno en uno. Ureña aquí puso lo que le faltaba al toro. Buen toreo por naturales citando dando el pecho y rematando atrás. La espada le quedó en todo lo alto. La oreja que paseó aquí literalmente se la arrancó al toro a base de querer y poder. El sexto que se descompuso fue malo. De embestida brusca e irregular tanto así que lo prendido a Ureña de la taleguilla, afortunadamente sin consecuencias.
Foto: Plaza de Toros de Sevilla
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