Por: Fernando Farfán
En tarde cálida, con cielo despejado, y con una pobre entrada en los tendidos, que no llegó al cuarto de plaza, se dio inicio a la Feria del Señor de los Milagros 2017. Se lidiaron utreros del hierro nacional de La Centinela con nulas opciones para los alternantes
Ángel Sánchez: Saludo y silencio.
Román Martínez: Silencio y no pudo matar a su segundo por pasar a la enfermería.
Carlos Cabello: Silencio y saludo.
Detalles:
Los tres novilleros hicieron el paseíllo desmonterados. El mexicano Román Martínez y el peruano Carlos Cabello pasaron a la enfermería. Por esta razón Martínez no pudo continuar la lidia del quinto y su novillo fue estoqueado por Sánchez.
El ruedo tuvo que ser regado después de lidiado el segundo novillo por la polvareda que se levantaba. La arena muy suelta por sectores.
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Lima es una ciudad con escasos festejos taurinos durante el año, por eso el inicio de la feria en honor al Cristo Moreno viene siempre cargada de expectación, y hoy se cumplió lo que reza el refrán. La novillada fue una total decepción. Corrida desigual en presentación con tres novillos serios, los tres últimos, y otros tres más jóvenes y de menor presencia, siendo descastado el primero; mansos huidizos, segundo, tercero y sexto; venido a menos el cuarto, y con movilidad el quinto. La terna también desigual, con un Ángel Sánchez mas hecho, placeado, y con más oficio que sus compañeros, mientras que Román Martínez y Carlos Cabello con la actitud propia de los novilleros, pero todavía con mucho camino por recorrer.
Ángel Sánchez estuvo solvente y por encima de los novillos que sorteó. Sobre todo, con el que abría la feria. El novillo sale suelto del capote, reservón, sin entrega y viene cruzado por el derecho. No mostró celo en el caballo y se la puso difícil a los banderilleros. Mansea en la muleta y lleva la cara a media altura. Mérito a sus ganas de agradar porfía con un novillo imposible al que despacha con un golpe de descabello tras una estocada trasera y contraria.
Con el cuarto, que de salida mostró escaso recorrido, dejó ver sus buenas maneras. Inició por doblones y fueron templadas las primeras series. El novillo fue mejor por el izquierdo, pero no lo vio así su matador. Novillo y faena a menos. Con la espada un pinchazo y una entera desprendida.
Román Martínez sufrió un percance sin consecuencias con el segundo de la tarde al poner banderillas y con el quinto tuvo que pasar a la enfermería después que el novillo se lo llevara de encuentro tras intentar un quite. El querer no siempre se condice con el poder, mostró sus ganas el mexicano, pero con pocos argumentos. El segundo embiste descompuesto y con más bríos que el primero. Brinda al público y lanza la montera por los aires en un feo gesto que repite buscando dejarla boca abajo. Se descaró pronto el novillo y buscó rápidamente el abrigo de las tablas. No duró nada y a novillo parado buscó arrimarse. No estuvo acertado con la espada. Dos pinchazos sin pasar, una entera y cinco golpes de descabello.
El quinto, novillo serio y bien hecho, salió con pies. En varas empujó derribando la cabalgadura. Al quite el mexicano por zapopinas se cruzó en la vía del tren y fue golpeado perdiendo el conocimiento. Continua la lidia y se lucen Castillo y Zorrilla con los palos. Se hace cargo de la lidia Ángel Sánchez. El novillo, que tuvo movilidad y emocionó de salida, se vino a menos. A pesar de la poca clase y nula entrega del pupilo de La Centinela se pudo ver algún muletazo de buen trazo. No hay más que contar y el novillo es pasaportado tras un pinchazo, un metisaca, un pinchazo hondo y dos golpes con la de cruceta.
Carlos Cabello evidenció lo poco que torea. Entrega y sacrificio del que quiere abrirse camino, pero con pocas oportunidades es difícil. Hoy tuvo una en Acho y no la quiso desaprovechar. Su primero le hizo pasar un mal rato y lo mandó a la enfermería después de matarlo, y sin estar pleno de facultades salió a matar a su segundo. El que hizo tercero llevaba peligro, siempre salió suelto, sin recorrido y distraído. A este lo mató de media estocada.
El sexto fue más de lo mismo y con un Cabello menguado fisicamente vio como los subalternos se encargaban de la lidia. Con la muleta nada que destacar, pero eso sí, le recetó un estocadón.
Foto: Martín Campos
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