Por: Fernando Farfán
No hay que hacer mucho análisis para determinar que la Feria del Señor de los Milagros 2017 ha sido un fracaso. Hubo aciertos, pero los errores cometidos terminaron pesando más.
Casa Toreros – Consorcio Perú sigue en deuda con la afición y desde que tomaron la plaza no ha sido capaz de presentar toros con trapío. La mala presentación de los astados fue una constante en la feria del año pasado y en esta que acaba de finalizar, agravado ahora por el poco juego que dieron.
La foto de portada es elocuente y lo grafica claramente. El toro de Hermanos García Jiménez devuelto a los corrales en la ultima tarde casi no se diferencia del cabestro que va a su lado. Una verdadera vergüenza.
Treinta y un toros saltaron al ruedo bajopontino, incluyendo el devuelto en la última tarde, de los cuales catorce tuvieron un trapío indigno (45,16%), dos lo tuvieron muy justo (6,45%) y quince estuvieron bien presentados (48,38%).
De los treinta y un toros solo cuatro tuvieron un comportamiento de bravo (12,90%) sin llegar a ser toros extraordinarios. La mansedumbre y la falta de casta fue la otra constante.
En el cuadro siguiente se muestra al detalle toro a toro la valoración de su trapío y juego en la plaza. En la columna correspondiente a lo primero en rojo los toros mal presentados, en amarillo los justos de presentación y en verde los bien presentados. En la columna “promedio” en verde los toros que destacaron. Para esto último se consideraron los siguientes ocho criterios: Fijeza, movilidad, acometividad, embestida al caballo, embestida a los engaños, nobleza, fuerza y fiereza cada uno con un peso específico para obtener un promedio ponderado. Tanto en la valoración de trapío como en la de comportamiento la escala va de 1 a 5.
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La fórmula de importar los toros año a año no está funcionado. La empresa tendrá que buscar otras formas de hacerlo. Importarlos de novillos para lidiarlos en la feria del año siguiente es una opción que ya se consideró.
Otro error fue el anunciar con bombos y platillos los toros de El Puerto de San Lorenzo cuando en realidad lo que se estaba importando eran toros de La Ventana del Puerto. Los primeros de encaste Atanasio Fernández y los segundos de encaste Domecq. Después que estalló el escándalo la empresa trató de explicar lo sucedido, pero lo hicieron de una manera tan torpe y poco convincente que lejos de calmar la lógica molestia del aficionado solo consiguieron acrecentar su rabia. No se puede subestimar y burlarse así del que sostiene la fiesta pagando su boleto.
Hablando de los carteles, si bien no hubo ninguno rematado por completo, las combinaciones que se hicieron fueron interesantes, combinando figuras con toreros emergentes. Resulta difícil satisfacer el gusto de una afición como la de Acho y a la vez lograr un equilibrio que le permita a la empresa maximizar sus utilidades. Es sabido que las figuras cobran en Lima lo que no cobran en ninguna otra plaza, que exigen el toro chico y otros caprichos. Encrucijada difícil de resolver, pero si hay que prescindir de estos toreros consagrados habrá que hacerlo, y apostar por toreros jóvenes con hambre triunfo que vengan a jugársela. El aficionado entonces tendrá que ceder en sus gustos y la empresa afinar la creatividad para ofrecer carteles atractivos.
A toro pasado hay que decir que la inclusión de Fernando Roca Rey desde el punto de vista comercial fue un acierto, pues de las cinco tardes que tuvo la feria, en la que él estuvo acartelado fue la tercera con más público. Otro acierto fue la inclusión de Rafael Serna, torero joven que dejó un buen sabor de boca y que seguramente dará que hablar. Ambos muy cuestionados cuando se presentaron los carteles, pero ninguno de ellos defraudó.
Se apostó por ganaderías nacionales lo que constituye otro de los aciertos. Esto es un buen incentivo para que los criadores de bravo en el Perú levanten el nivel y se vuelvan más exigentes en sus procesos de selección. La corrida que presentó Aníbal Vásquez fue la de mayor trapío y aunque adoleció de falta de casta bien se merece otra oportunidad.
La puerta grande se abrió en tres tardes y se cortaron un total de trece orejas. Esto último solo vale para la estadística pues varias de ellas fueron exageradas. Si bien el resultado artístico no fue el esperado hubo dos faenas que destacaron. Una muy superior, la de Joaquín Galdós en la primera tarde, y la otra la de Andrés Roca Rey en la última. Por primera vez dos peruanos se disputaron el Escapulario de Oro, que como ya sabemos está secuestrado por el alcalde Peramás, y aunque la empresa poco tiene que ver en esto la cereza que coronó el pastel fue dar como ganador a quien no se lo merecía.
Terminó asi una feria que fue mala y ya de cara a la siguiente edición del serial nazareno el presidente de Casa Toreros – Consorcio Perú, Pablo Moreno, ha sido honesto en reconocer errores y renovar su compromiso para ofrecer una feria como Lima se merece. Toca ahora recuperar la confianza del aficionado y tender puentes para juntos lograr el objetivo.
Dicen que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones, así que de nada servirán meas culpas y predisposición al dialogo, si la buenas intenciones no se traducen en hechos concretos.
Foto: Tauromaquias
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