domingo, 30 de agosto de 2015

Diego Urdiales rompe en Bilbao

Rafael Gómez Ortega dejó acuñada una frase, «Clásico es lo que no se puede hacer mejor», y lo de Diego Urdiales en la penúltima Bilbao fue eso, clacisismo puro, toreo eterno que no pasa de moda, además de sentimiento, ayer se olvidó del cuerpo y toreó con el alma. Faena impecable de principio a fin a un buen toro de Alcurrucén y dos orejas de ley.


Foto: Arjona

1 comentario:

  1. LA CLASE DE DIEGO URDIALES

    “Oro puro, Diego Urdiales, oro puro, . . . lo que vales.”

    Bilbao, la fiesta taurina,
    cartel, lujo, tercia fina,
    Plaza de categoría,
    “Vista Alegre”, de alegría.

    Diestro enorme, Diego Urdiales,
    sentando va sus reales,
    vistiendo de rioja y oro,
    buscó el triunfo más sonoro.

    Por Dios que ha estado bendito,
    fue su suerte “Favorito”,
    castaño, pardo pelaje,
    de garboso tonelaje.

    Guapo, el cuarto de la tarde,
    que la gloria, el cielo abre,
    noble, de buenas hechuras,
    con embestidas muy puras.

    Ganadería Alcurrucén,
    encaste al cien por cien,
    su divisa azul celeste
    y negro, nadie proteste.

    Capote, paño de liar,
    enseñándolo a humillar,
    dos visitas al caballo,
    banderillas, un desmayo.

    Faena, sabor añejo,
    rancia, como oliendo a viejo,
    muletazos, ambos lados,
    tersos toques, bien templados.

    Bravo astado que acomete,
    cambio mano, molinete,
    precioso pitón derecho,
    hermoso pase de pecho.

    “España Cañí”, se oía,
    Diego Urdiales se lucía,
    toreando así, despacito,
    quedo, lento, suavecito.

    Uno que otro trincherazo,
    clase, diestro,. . . torerazo,
    estoque que toca yema,
    sin puntilla, muerte plena.

    Ya lo entiendo, lo comprendo,
    el éxito fue tremendo,
    le ha costado, tanto, tanto,
    la emoción revienta en llanto.

    Viendo ese sueño cumplido,
    posándose en el estribo,
    después de una larga espera,
    ha mostrado fiel solera.

    Público, mucho aplaudía,
    ante el arte se rendía,
    gritando: ¡toro, torero!,
    apasionado, sincero.

    Dos orejas, Puerta Grande,
    un corazón que se expande,
    La Rioja luce radiante,
    por su Espada . . . tan brillante.

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    México, D. F., a 29 de agosto del 2015
    Reg. SEP Indautor No. (en trámite)

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