martes, 25 de agosto de 2015

Más "Garridos" y menos "Padillas"

Sangre nueva necesita la fiesta, toreros jóvenes con proyección como José Garrido que hoy en Bilbao, a pesar de que se las vio con el lote menos propicio para el triunfo, dejó
"El Cid" toreando al Natural
 satisfechos a los pocos aficionados que se dieron cita a la cuarta de las Corridas Generales 2015. Corrida mal presentada, desigual en juego y presentación la que envió Borja Domecq con el hierro de Jandilla.
El cartel lo completaban Juan José Padilla y Manuel Jesús "El Cid".
El que sí las tuvo todas consigo fue Padilla, quien no pudo aprovechar el lote que le tocó en suerte. Toreo vacío, sin fundamento e insulso. Su primero, aunque con poca fuerza, fue un toro noble, pronto, fijo y repetidor que embistió con una gran calidad desde que salió de chiqueros. Toro con sus teclas que el jerezano no supo tocar. Sus carencias se hicieron más evidentes con su segundo, un toro de vuelta al ruedo, con mucha transmisión, alegre, pronto, repetidor, con ritmo y que siempre humilló. Toro de lío al que sólo fue capaz de instrumentarle una sola buena tanda con la izquierda, lo demás toreo para el tendido. Con la espada tampoco estuvo acertado, un mete y saca, y una entera trasera y caída al segundo intento. Pañuelo azul para el toro que se fue con las orejas puestas.
Lo del «El Cid» fue una de cal y otra de arena. Con su primero no dijo nada, una vez más fue preso de la apatía. No fue bueno este segundo, embestida informal, sin transmisión y la cara a medida altura, pero "El Cid" no estuvo dispuesto a poner lo que le faltaba al toro. Con el quinto de la tarde, otro toro de gran calidad, fue todo lo contrario, aquí toreó a voluntad y con gusto, temple y despaciosidad, derechazos enganchando adelante y rematados atrás y con la izquierda naturales excelsos. Faena de oreja tras matar de una entera que demoró en hacer efecto.
Lo dicho anteriormente, José Garrido no tuvo suerte con su lote. Su primero, escurrido de carnes, se movió mucho, pero sin calidad. Disposición de Garrido con un toro con complicaciones, que aunque algo atropellado, supo resolver. El que cerraba la tarde, de preciosa lámina, no le duró nada. A este lo recibe con Verónicas encajadas, meciendo el percal, mentón en pecho y acompañando la embestida con todo el cuerpo. Con la muleta la primera tanda es de lujo, estatutarios en los medios, remate por bajo y el de pecho al pitón contrario. Después de esto no hubo más toro, arrimón final y estoconazo.
Foto: Cultoro

2 comentarios:

  1. ¿Bilbao de verdad le da importancia al toro?

    El público de Bilbao silva cuando se pican a los toros, aplaude cuando no se les pica, aplauden meteysacas (el de Padilla). Aplauden por aplaudir como se ve en tv. Bajo esa forma de ver los toros es que se regalan orejas y vueltas al ruedo inmerecidas. En mi opinión, Ferretero jamás mostró bravura; en el caballo ni luchó, ni lo picaron, y sus decenas de embestidas fueron de dulce carretón, más de 10 minutos “toreándolo” y el pobre ni se enteraba, y sin la fuerza del toro bravo que empuja con los riñones y todo su tren posterior, aquella que de verdad otorga emoción. ¡¿Qué fuerza puede tener un toro que cae a los suelos hasta en 6 ocasiones?!

    ¡Y Borja Domecq y Manuel Caballero desinformando diciendo que el toro era bravo!, que pena que se disminuya de esa forma el concepto de BRAVURA. Un toro bravo es más que eso, al menos quiero creerlo así, por el bien de esta fiesta.

    Fernando, habría que exigir como aficionados que somos, una suerte de varas digna (te lo digo porque sé que tienes gente que te lee y formas opinión o al menos creas foros para abrir diálogo). Si el público sigue complaciéndose del primer tercio como mero trámite, esta fiesta va a perder mucha emoción.

    Saludos Fernando. Enhorabuena por el blog.

    Gustavo Ortiz

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    1. Gracias Gustavo y coincido contigo con que cada vez hay más público complaciente en las plazas y que la suerte de varas está venida a menos, pero hay que reconocer y quizás aquí no coincidamos, que la bravura hoy en día ya no solo se mide por el comportamiento del toro en el caballo, sino también por como lo haga en la muleta. Toros que no hacen una gran pelea en el caballo pueden romper a bravos en la muleta y viceversa, de modo que podemos hablar de toros bravos en el caballo y bravos en la muleta según sea el caso. Lo ideal es un toro que manifieste una bravura integral, es decir bravo en todos los tercios y este debería ser el reto de los ganaderos y no buscar solamente la nobleza como única virtud.

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