Media entrada en los tendidos y seis «Victorinos» con posibilidades en la última de las Corridas Generales 2015. Toros encastados, serios, bien presentados, con emoción,
exigentes y de juego variado. Encastado y exigente el primero; encastado soso y sin chispa el segundo; incierto, justo de fuerzas y sin transmisión el tercero; bravo, noble, pero sin recorrido el cuarto; bravo y humillado el quinto; y de buena condición, pero de más a menos el sexto.
Toro encastado de Victorino Martín |
Rafael Rubio «Rafaelillo» que entró por la vía de la sustitución, reemplazando a Antonio Ferrera, estuvo digno. Su primero fue un toro encastado con complicaciones, de esos que piden papeles, no lo vio claro «Rafaelillo», pero estuvo a la altura. Con su segundo, más noble que su primero estuvo muy puesto, siempre en el sitio y toreando con suavidad.
Manuel Escribano, siempre cumplidor, en su primero no cogió vuelo la faena con un toro encastado, pero soso y sin chispa. A su segundo, el mejor toro de la tarde que embistió con calidad, lo toreó bien por el derecho al que metió en la muleta con derechazos de uno en uno. Series ligadas que calaron en los tendidos y que de no ser por la espada hubiera tocado pelo.
Tarde importante para Paco Ureña, más que por su quehacer en el ruedo, por las dos orejas cortadas una en cada toro. El público estuvo muy receptivo con él, amén que la espada hoy fue su mejor aliada tanto que le valieron para cortar los trofeos. A su primero de embestida incierta le cogió el sitio solo al final donde toreó con desmayo. Torero honesto el murciano que no se guardó nada y mató de una gran estocada. En su segundo, un toro que fue de más a menos, estuvo por debajo de las condiciones de su oponente, toro que pedía torearlo por bajo, pero que Ureña lo llevó siempre a media altura. Amagos de rajarse al final de faena y estoconazo.
Corrida interesante la del cierre de feria donde nadie se aburrió, y es que es así, cuando hay casta hay emoción.
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