Por: Fernando Farfán
Este año se cumplieron 251 años de fundación de la Plaza de Toros de Acho y estamos viviendo la edición número 71 de la Feria del Señor de los Milagros. Que Acho es la plaza más importante de América por solera y tradición no cabe duda. 251 años de historia
lo avalan. Por consecuencia es la plaza más importante del Perú y donde se lleva a cabo una de las ferias más importantes de mundo. Acho es plaza de primera y lo seguirá siendo, lamentablemente su feria desde hace varios años viene siendo de segunda.
lo avalan. Por consecuencia es la plaza más importante del Perú y donde se lleva a cabo una de las ferias más importantes de mundo. Acho es plaza de primera y lo seguirá siendo, lamentablemente su feria desde hace varios años viene siendo de segunda.
Y esto entre otras razones porqué no hay una correcta valoración de lo más importante: El Toro. Todas las plazas tienen uno de un tipo determinado. El toro de Acho podría compararse al de plazas como Valencia o Sevilla en España, es decir un toro con edad, armónico, bien hecho y sin exageraciones. Pero sucede que ese toro no siempre sale al ruedo. Pasó el año pasado donde 7 de 30 toros estuvieron por debajo del trapío exigido y 8 estuvieron muy justos de presentación.
Se tuvo la consideración con Casa Toreros, la actual gestora de la plaza, que por tratarse de su primer año no tuvieron el tiempo necesario para reseñar mejor. Se esperaba que este año con más tiempo para hacerlo la cosa vaya para mejor, pero no ha sido así, por lo menos en lo que atañe a la primera de abono donde los seis toros con el hierro español de Daniel Ruíz lucieron anovillados y pobres de cara. Indignos para cualquier plaza de primera.
Se sabe del esfuerzo que demanda y lo complicado que resulta traer toros españoles, gestión que inició Citotusa, la empresa anterior, y que acertadamente ha continuado Casa Toreros. Lamentablemente los resultados no han sido los deseados y la pobre presentación de los astados ha sido el común denominador.
El hecho se justifica esgrimiendo argumentos como que los ganaderos siempre van a reservar lo mejor de sus camadas para ser lidiadas en España, que el viaje afecta a los toros, por lo que estos pierden peso, que el manipuleo sanitario los merma, que el alimento ya en tierras peruanas lo rechazan y el peso perdido no lo recuperan, que las figuras exigen que matar y que no, por tanto, las empresas están obligadas a reseñar según sus caprichos.
Puede ser un poco de cada cosa o mucho de todo, pero lo cierto es que al aficionado que paga una entrada y sostiene la fiesta merece respeto y se le tiene que dar lo que se le ofrece, más aún cuando en Acho se pagan las entradas más caras del mundo.
El tema es complejo, pero aquí hay responsabilidad en el ganadero que vende, en el empresario que compra, en el aficionado que lo permite y en el juez de plaza que da pase a una corrida que no debería lidiarse.
La empresa podría asegurar que las reses a lidiar tengan la edad importando ganado con el guarismo correspondiente, para este año tendrían que ser del 3, pero no lo ha hecho. Citotusa en su momento tampoco lo hizo.
En este punto flota una pregunta en el aire:
¿Por qué los empresarios de una feria del interior del país como Santa Cruz han podido importar toros de una ganadería importante como es Torrestrella con más trapío de los que vemos en Acho?
A la presente feria le quedan aún cuatro corridas para revertir la situación, dos de ellas con ganado nacional, La Viña y Santa Rosa de Lima, y dos con ganado español, El Puerto de San Lorenzo y Hermanos García Jiménez.
Dada la situación, si fuera el caso tendrían que ordenarse realizar los exámenes postmortem para confirmar la edad de las reses y que estas no hayan sido manipuladas en sus defensas. Esto último, según reglamento, es potestad del juez. Reglamento que dicho sea de paso tiene que ser actualizado y por desidia del alcalde del Rímac no se hace.
Otro aspecto que le rebaja nivel a la feria es que no se respeta el tercio de varas y no se le exige a los toros las dos entradas al caballo como en todas las plazas de primera. Y son los matadores los primeros en permitir que esto sea así. Si en otras plazas no piden el cambio de tercio con un solo puyazo. ¿Por qué en Lima sí? Acho no es menos que ninguna. Esto va en desmedro del espectáculo.
Casa Toreros ha dado muestras de seriedad y ha tenido aciertos en sus dos primeros años de gestión. Entre sus logros está la renovación del albero, el pintado y restauración de las tablas del ruedo y la arquería, se ha renovado el sistema eléctrico y se han instalado nuevos reflectores. Se ha renovado la enfermería, los corrales y el centro de beneficio de carnes. En el lado comercial se les ha dado facilidades a los abonados para mejorar sus ubicaciones, y se han mantenido las promociones para los jubilados y universitarios. Y en lo taurino se han preocupado por cerrar carteles de nivel, pero en lo ganadero hay todavía un tema pendiente.
Casa Toreros gestionará la plaza por los próximos cuatro años teniendo así la oportunidad de cambiar la historia y entrar en ella como la empresa que le devolvió a Acho su prestigio organizando una feria de primera categoría donde sale el toro íntegro, con edad, peso y trapío, o puede ser una más de las que pasaron sin pena ni gloria. Tienen ellos la palabra.
Foto: Martín Campos
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