Por: Fernando Farfán
09 de junio de 2017. Plaza de Toros de Madrid. Trigésima corrida de feria. Le tocó el turno a los cárdenos de Adolfo Martín. Corrida muy esperada que casi llenó el coso venteño. Tan esperada como decepcionante con ribetes de
petardo. Fueron seis toros impecablemente presentados, pero mansos, sosos y peligrosos. De entre los de a pie destacó Antonio Ferrera quien volvió a dar una lección de buen torear. Estuvo lidiador y torerísimo. Juan Bautista volvió a ser el torero frío de hace algunos años. Deambuló entre el desgano y la poca claridad, y Manuel Escribano, voluntarioso como siempre, no pudo hacer nada con los dos peores del encierro.
No empezó mal la tarde. Ferrera vio muy claro al primero con el que se dobló de salida en un toreo de piernas. El toro apretaba y le pegó un feo derrote que le rompió la tateguilla a la altura del bajo vientre. Toro sin recorrido y rebañador. Le perdió pasos Ferrera y los muletazos fueron de uno en uno por ambos pitones. Muy bien Ferrera exponiendo mucho con un toro duro y peligroso. Su segundo fue un manso encastado. Ya de salida anunció lo que sería. Frenazos en el capote y la cara siempre alta. Derribó al caballo en un arreón más de genio que de bravo. El toro tenía toda la fuerza, pero no quiso pelea. Lo cerró Ferrera en tablas y fue ahí donde se inventó una faena que nadie presagiaba. Los naturales y derechazos fueron de mucho mérito. Se gustó Ferrera y le pudo a un toro que parecía imposible, al que toreó como si fuera bueno. Derroche de técnica y valor de un torero que está en gran nivel y que de no ser por la espada hubiera cortado una merecida oreja.
Juan Bautista torero finoy clásico no las tuvo hoy consigo. Estuvo frío, apático y sin ideas. Dentro de todo sorteó lo mejor del lote. No fue malo su primero que embistió con clase a los capotes, humilló y recargó en el caballo. Faena sin ajuste y de muleta destemplada. En definitiva no estuvo cómodo y por debajo de las condiciones del toro. Su segundo salió haciendo extraños al caminar. Parecía sentido de los cuartos traseros y sumado a su falta de fuerzas el público se puso a la contra. Este fue el dócil de la corrida. Toro noble, pero sin transmisión. Juan Bautista no transmitió más que el toro y entre oles burlones y nada educados del púbico fue por la espada.
Manuel Escribano voluntarioso como siempre esta vez sorteó lo peor del envió de Adolfo Martín. Recibió con sus acostumbradas portagayolas al tercero. Toro serio como toda la corrida. Este fue otro que se frenó en los capotes y acometió al caballo. Embistió con sosería en la muleta donde no terminaba de pasar y salía desentendido. Peligro sordo que no todos vieron por lo que Escribano decidió abreviar. El sexto parecía venirse arriba en banderillas. Cumplidor el sevillano con los palos expuso mucho en el tercer par por dentro. El toro fue a menos. Aspero y peligroso por el derecho y sin un pase por el izquierdo. Lo mejor con este fue la espada.
Foto: Luis Sánchez Olmedo
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