Por: Fernando Farfán
05 de mayo de 2017. Plaza de Toros de Sevilla. Duodécima corrida de abono. Andrés Roca Rey araña la Puerta del Príncipe cortándole dos orejas al tercero de la tarde y lléndose de vacío con el sexto. Gran faena de Sebastián
Castella al extraordinario cuarto que no tuvo premio por fallar con el acero y Manzanares firme y entregado no tuvo suerte con su lote. Buena corrida de Victoriano del Río con un toro extraordinario al que se le dio la vuelta al ruedo premio a su bravura. Tarde de viento que terminó en aguacero y como cada vez que se anuncia el peruano se colgó el cartel de no hay billetes.
Roca Rey ya no es una promesa es una realidad. No sólo ha puesto en jaque a todo el escalafón, sino que además le viene marcando la pauta a los que vienen detrás y hoy dio otra dimensión de su toreo. El valor de siempre para pisar terrenos comprometidos y la cabeza fria para decidir en la cara del toro, pero por sobre todo hoy hizo gala de toreo fundamental. Al tercero (bis), que salió con el hierro de Toros de Cortés después que el titular fuera devuelto por débil, lo llevó largo y templado bajándole mucho la mano. Mandó en las embestidas del toro. Muleta poderosa para domeñar al encastado, pero con atisbos de manso que tuvo al frente. La tercera tanda fue magnífica corriendo bien la mano. Toreo profundo y despacioso por ambos pitones rematando las series con los de pecho de auténtico valor. No falló con el acero y el estocadón fue al encuentro. Distraído y dormido fue el sexto al que Roca Rey le plantó cara y supo meter en la muleta. Embestidas defensivas del manso que se queda corto y rebaña. Atacó Roca Rey y le pudo. Manoletinas finales en una faena que se quedó sin premio porque la espada esta vez no fue su aliada.
Sebastián Castella sorteó al que hasta ahora es el toro de la feria. El cuarto se arrancó de largo al caballo, tuvo buen tranco y recorrido. Fue fijo, pronto, repetidor, humilló y fue a más. "Derramado" de nombre, colorado de capa, bravo y enclasado con el que el francés estuvo a gusto y desplegó su mejor tauromaquia. El inicio de faena por bajos y ganando terreno fue de lujo. Ni el toro se cansó de embestir ni Castella de torear que siempre llevó largo al de Victoriano. Muletazos templados y los cambio de mano y las trincheras de antología. Poca muerte tuvo la espada que cayó trasera y repetidos fallos en el descabello convirtieron las dos orejas de ley en una vuelta al ruedo. El primero tuvo una embestida brusca y sin recorrido. Un toro con genio y sin entrega venido a menos con el que Castella se justificó y dejó clara sus intenciones cuando de salida se fue a la puerta de chiqueros a recibirlo.
José María Manzanares no tuvo suerte con su lote aun así se mostró firme y dispuesto con los dos mansos en distinto grado que le tocaron. Su primeto tuvo genio y transmisión. Manzanares lo consintió, le dio tiempo y distancia. El toro parecía que iba a más, pero depues de una tanda de naturales se rajó. Su segundo nunca quiso pelea. Se escupió en el caballo y en la muleta se defendió. Nada de eso fue óbice para que el alicantino porfiara y algún buen muletazo consiguiera.
Foto: Plaza de Toros de Sevilla
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