Por: Fernando Farfán
31 de mayo de 2017. Plaza de Toros de Madrid. Vigésimo primera corrida de feria. En otra tarde de no hay billetes Migue Ángel Perera volvió a ser el de siempre. Torero poderoso y con un gran sentido del temple. Una oreja le
cortó el extremeño al cuarto de Victoriano del Río que llevó a Madrid una corrida desigual, pero muy seria, con edad y kilos. Destacó el quinto por bravo y encastado sobre los demás que fueron mansos y manejables en distinto grado.
El primero frío y distraído de salida embiste sin codicia y sale suelto del capote de Perera. Nula emoción del manso que la toma y pasa sin decir nada. Sin opciones Perera con un toro que se rajó al final. No fue así con el cuarto al que le cortó una merecida oreja. Muy buena brega recibió el toro de parte de Javier Ambel y dos buenos pares de Curro Javier. La faena de Perera fue impecable con muletazos largos corriendo la mano engarzados de manera perfecta. Toreo de ligazón, buen gusto y un estoconazo al final.
Alberto López Simón parecia que salía con el segundo del bache en el que ha caído. El toro aunque sin fuerzas y débil de manos se prestó por su clase para lucimiento. López Simón lo citó en la media distancia donde el toro la tomaba bien por el derecho y repetía. Se gustó el torero por este pitón toreando relajado. Fue buena estocada, pero no alcanzó para que la petición de oreja sea mayoritaria. El bueno de la corrida otra vez cayó en sus manos y no lo aprovechó. El quinto fue bravo. Derribó la cabalgadura de Tito Sandoval quien en la segunda entrada picó en gran forma. El inicio de López Simón de rodillas en los medios fue bueno. El toro repite con emoción y los Muletazos fueron ligados. Fueron también buenas las primeras tandas, pero López Simón no fue capaz de mantener el ritmo inicial. Hubo un punto de quiebre a partir del cual el torero fue otro y el toro acabó por descomponerse. Tras pinchazo y múltiples descabellos pitos al torero y palmas al toro en el arrastre.
Andrés Roca Rey demostró otra vez que le valen todos o casi todos los toros. El tercero fue un manso de libro aquerenciado en tablas. Todo toro tiene su lidia dicen y Roca Rey le dio a este la única posible. De salida no tuvo fijeza y salía suelto. La faena fue en la puerta de chiqueros. Hábilmente Roca Rey le deja la muleta en la cara para que el toro repita. Así fue construyendo una faena que parecía imposible. Por el izquierdo naturales realmente buenos y la estocada hasta la gamuza. Tras petición mayoritaria la oreja fue concedida. Con el sexto no tuvo posibilidades. Fue incierto, sin fijeza y nunca se empleó. En la muleta un bravucón sin ritmo ni clase con un derrote final qu lo hacía inviable. Roca Rey le bajó la mano pero sin poder ligar.
Foto: Plaza de Toros de Las Ventas
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